Poder Cívico
Para cambiar al mundo primero debemos cambiar nosotros mismos
Contrapesos al Poder (checks and Balances)
Los frenos y contrapesos (checks and balances) distribuyen el poder entre las tres ramas de gobierno para que ellas puedan controlarse mutuamente. Se genera una división de poderes (el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial) y , además, cierta superposición de atribuciones de modo tal que cada una pueda supervisar a las otras. Los controles cruzados se extienden a las instituciones independientes del Estado, que pueden refrenar al gobierno.
El nombre proviene de las balanzas antiguas, donde se debían poner pesos similares en posiciones opuestas para equilibrarlos.
Los frenos y contrapesos (checks and balances) buscan evitar que una sola persona o rama centralice demasiado poder. Ayudan a prevenir la corrupción y a generar rendición de cuentas dentro del gobierno.
Estado y gobierno son dos cosas muy distintas: El gobierno son todos los políticos electos, mientras que el Estado está confirmado por una burocracia profesional estable (que no debe cambiar con la rotación de gobiernos).
"El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente."
Lord Acton
El poder tiende a concentrarse y por ello se debe refrenar eficazmente para que no se extienda más allá de los límites dados por la Constitución.
En el texto Politeia, de Platón, se cuenta el mito del anillo de Giges que, fuese por magia o una tecnología avanzada, convertiría a su portador en invisible. Podría hacer cualquier cosa sin ser visto y, por tanto, sin tener ninguna clase de condena -ni social, ni penal-. Cuando se le pregunta a la gente qué haría si pudiera volverse invisible, las primeras respuestas suelen ser actos ilegales o inmorales. Ese es el efecto de volverse impune. En nuestra vida real, es impune quien tiene un poder sin control ni contrapesos, por ello es vital que a quienes le otorgamos un poder transitorio los obligemos a rendirnos cuentas.
"Si los humanos fueran ángeles, el gobierno no sería necesario.
Si los ángeles gobernaran a los humanos,
no serían necesarios controles internos ni externos al gobierno.
Al organizar un gobierno que va a ser administrado por humanos para los humanos,
la dificultad yace en esto:
Primero se debe capacitar al gobierno para controlar a los gobernados;
y seguidamente obligarlo a controlarse a sí mismo."
Madison, El Federalista, Carta 51
La República reconoce la existencia de no sólo las virtudes humanas, sino también de sus vicios y defectos, de sus miserias. La naturaleza humana no puede ser alterada: no puede crearse un nuevo ser humano, sólo se pueden refrenar sus impulsos más destructivos. ¿Cómo hacerlo? Madison nos da una respuesta: "la ambición debe ponerse en juego para refrenar a la ambición (...) por medio de intereses rivales y opuestos". En términos actuales se llama control por oposición de intereses. Es decir, se coloca a dos personas en puestos distintos, con distintas oportunidades de crecimiento de carrera y beneficios salariales, con distintos jefes -o personas a quienes deban rendir cuentas-, habiendo sido elegidos con diferentes historias de vida, distinta formación educativa y diferentes habilidades, y cada uno tendrá objetivos diferentes. Aún si no tuvieran un fuerte sentido de responsabilidad frente a la verdad y a lo justo, la propia dinámica de su trabajo y sus oportunidades de crecimiento en su carrera los llevaría, tarde o temprano a colisionar uno con el otro, es decir, los llevaría a refrenar sus intentos por excederse de las atribuciones de su puesto.
La República establece una división del poder -para que nadie pueda alzarse con la totalidad del poder, que sólo llevaría a la impunidad- y, al mismo tiempo, establece también un solapamiento de atribuciones, de modo tal que uno pueda refrenar al otro.